Desde las primeras civilizaciones, el ser humano ha
establecido una serie de reglas para medir el tiempo tomando como referencia la
periodicidad de los movimientos de los astros. Como en la antigüedad los únicos
astros que se podían observar relativamente bien eran el Sol o la Luna dieron
lugar a calendarios solares, lunares o luni-solares según tomaran de referencia
al sol, la luna o el movimiento de ambos.
El primer calendario que se conoce es un calendario
egipcio, pues en el año 4000 a C ya utilizaban un calendario basado en doce
meses de 30 días más cinco días suplementarios llamados epagómenos, y cada
cuatro años añadían un sexto día.A partir de esta época cada civilización crea
y diseña su propio calendario, y podemos encontrar calendarios de sumerios,
babilonios, romanos, aunque calendario romano no hubo uno sólo sino que fue modificándose
y perfeccionándose a lo largo del tiempo.
En
el año 1582, el Papa Gregorio XIII establece el calendario gregoriano en el que
cada tres años de 365 días habrá uno de 366 días que llamaremos bisiesto. De
esta forma, un año será bisiesto si es
divisible por cuatro con la excepción de los años cuyas dos últimas cifras sean
ceros (en ese caso, será bisiesto si las cuatro últimas cifras son divisibles
por 400).
Cada
calendario comienza a contar los años a partir de un acontecimiento
singularmente importante para ellos, así el calendario gregoriano comienza a
partir del año del nacimiento de Cristo. Sin embargo el calendario musulmán,
que es un calendario lunar, comienza el día 16 de Julio del 622 de nuestro
calendario, día anterior de la héjira de Mahoma de la Meca a Medina. El año
mahometano consta de 12 meses de 30 y 29 días alternativamente.
Para
poder calcular a qué año musulmán corresponde un determinado año de nuestro
calendario tenemos el siguiente algoritmo que nos permite pasar de uno a otro:
M = A - 622 + (A - 622)/32
siendo
A un determinado año de nuestro calendario y M el correspondiente año musulmán
(el resultado ha de tomarse redondeando al entero más próximo).
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